El cobarde vive hasta que el valiente quiere

Mensajes

Gilberto Mensajero Armenta

Las malas personas no pueden ser buenos periodistas

Ryszard Kapuscinski

 

La declaración del gobernador Alfonso Durazo Montaño, en relación con los periodistas de imaginación, que dijo el mandatario, sin ser morales pretenden serlo, y que sin verse la cola (sic) que arrastran, quieren proyectarse como honestos, tiene una lectura por encima del cerco.

 

Desde el punto de vista de quien escribe, el gobernador no se equivocó, tampoco pienso que él se haya subido a un ring al que no le convenía, y menos que le haya dado importancia a quien se haya referido en los general, con todo y que aludidos los hubo varios.

 

Mire, déjeme decirle primero que la libertad de expresión debe tener ciertos auto límites, no se trata de vociferarlo todo, de proyectar mentiras y falsos datos en las redes sociales, tratando de convertir nuestros dichos en verdades absolutas. Tampoco es permisible, en un estricto rigor periodístico, el no tener la capacidad de reconocer públicamente que nos equivocamos en lo que hemos informado, cuando la verdad de ese mismo hecho nos supera con datos reales, y no falsos.

 

De que se trata entonces:

¿De la extorsión periodística para obtener beneficios económicos? ¿O de la narrativa periodística que sirve a determinado grupo político opositor al gobierno en turno? ¿Tal vez simples problemas personales con quienes gobiernan? ¡Bah! De cualquiera de las tres opciones, es tan evidente esto en quienes pretenden ser adalides de la información, que usted que me lee, tiene mejor opinión que yo al respecto.

 

Yo solo quiero llegar a un punto toral.

El gobierno estatal actual, - hablando del dicho de su titular, respecto a los periodistas de imaginación que buscan desinformar con mentiras y fake news -, ha sido respetuoso de todas las voces periodísticas durante los tres últimos años, no hay un solo medio de comunicación en Sonora que se pueda decir impedido a ejercer su libre prensa, o un columnista agraviado. Nadie en Sonora, periodista o influencer en redes sociales, puede quejarse de que su libertad de expresión haya sido afectada. Ni uno solo.

 

Pero si la queja es respecto a sus ingresos a causa de convenios no acordados con el gobierno estatal actual, ya otro tema, y justamente de esto se deriva el periodismo de imaginación al que se refiere el mandatario estatal sonorense, ese que, molesto por no poder seguir llenando sus alforjas como antes, ahora se dedica a atacar, y a contra atacar, a tratar de “esquinear” a los funcionarios de los tres niveles, a tergiversar y exagerar diversas problemáticas, vaya, a convertirse no solo en periodistas de imaginación, sino en unos que intentan meternos a todos, en su propia realidad, donde el gobierno morenista es siempre el malo.

 

¿Cuánto debía el gobierno estatal seguir solo recibiendo golpes mediáticos mal infundados, sin responder? ¿Amenazas, mentiras y fake news sin poner un limite? Pues, déjeme decirle que ya eso se acabó.

 

El mensaje de Alfonso Durazo, gobernador sonorense no fue de confrontación, menos retador ni amenazante, fue claramente de poner sus cartas sobre la mesa: estos periodistas de imaginación no alcanzarán su propósito de desestabilizar la gobernabilidad del estado con mentiras y engaños a la sociedad, pero mire, y aunque esto es menor, tampoco el firmar los jugosos convenios que pretenden.   

 

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